Hoy voy a hablaros, lectores, de la que ha sido mi novela-fetiche, por así decirlo, a lo largo de mi vida. La obra a la que tanto debo y tantas veces retomo.
¿Y por qué "Drácula"? ¿Cómo puede ser mi favorito un libro que cuenta la historia de un mito del siglo XX, ya tan manido? ¿No estamos ya hartos de vampiros con "Crepúsculo" y la saga de Anne Rice?
Reconozco que resulta difícil de entender esta fascinación que aún siento a mis cuarenta y cinco años por este relato, así que voy a tratar de explicároslo.
Lo leí por primera vez con dieciséis años recién cumplidos. En el curso escolar anterior, que entonces era 2º de B.U.P., tuve la mala fortuna de sufrir a un malísimo profesor que acostumbraba examinarnos todos los lunes de un libro con ejercicios tipo test con cuatro respuestas alternativas para cada pregunta, con lo que, más que entender la obra literaria en sí o el estilo del escritor, tenía que aprenderme los detalles del relato. ¡Bonita forma de aprender Literatura! Suspendí la asignatura en junio y necesité recuperarla en septiembre. Aquello me hizo aborrecer la lectura y los libros. Me llegué a decir: ¡no vuelvo a leer un libro en mi puñetera vida! Afortunadamente, un compañero me insistió en que leyese "Drácula". Me prestó una edición de Plaza y Janés, con una sobria encuadernación en piel negra, sin una sola ilustración en la portada. Aquello le daba al ejemplar un aire bastante espectral. "Este libro es para disfrutarlo leyéndolo en un buen sillón y, si es posible, a la luz de un candelabro", me dijo mi amigo.
Me costó empezarlo. Pero llegó un momento en el que sentí que no podía parar de leer. Recuerdo un sábado por la mañana en el que me levanté pronto, me aseé y desayuné apresurado... porque el libro me esperaba. ¡Se me pasó la mañana volando! Mi madre me tuvo que recordar que era hora de comer. En todo momento estaba deseando terminar mis obligaciones para volver con la novela. Y así en los días posteriores hasta que la terminé, y me dije: ¡es el mejor libro que he leído en mi vida!
Como he dicho, tenía dieciséis años. Pero posteriormente lo he releído otras tres veces más.
Además, su primera lectura supuso en mí una reconciliación con la literatura, haciéndome olvidar mi trauma con el profesor anteriormente mencionado. A "Drácula" le siguió "Viven", de Piers Paul Read, "El tercer ojo", de Lobsang Rampa... ¡y hasta "El nombre de la Rosa", de Umberto Eco! Todo eso y muchísimo más vino gracias a la novela de Bram Stoker.
¿Qué vi en ella? ¿Por qué me enganchó de aquella forma? En primer lugar, hay que destacar que está escrita en forma de diarios y cartas de varios personajes, recortes de periódico... de tal forma que se configuraba una historia apasionante contada por varios narradores distintos. Y eso le daba una gran sensación de realismo, porque cada personaje tenía su propia forma de ser que se reflejaba en su estilo: se podía vislumbrar a través de sus escritos un carácter reservado en Jonathan Harker, un alma serena y sensible en Mina Murray, un romanticismo femenino desaforado en Lucy Westenra, una mente analítica y científica en el doctor Seward y una arrolladora personalidad poliédrica en el profesor Van Helsing. Todavía hoy admiro esa facultad del autor: ¿cómo se puede escribir en una misma novela, siendo unas veces Jonathan Harker, otras Mina Murray, otras el doctor Seward... y a la vez construir un relato coherente y conmovedor? Como lector, me parecía que era realmente uno de esos personajes quien me hablaba y, comentándolo con mi amigo, coincidíamos en imaginar "¿y si alguien encontró estos diarios, cartas y periódicos, y los fue juntando?"
Otro aspecto fascinante que encontré como valor es la amistad profunda y verdadera que surge entre los personajes. La tragedia les une, y se ve mucha nobleza, valor y entrega en ellos. Uno se conmueve observando lo que dicen y piensan buscando el bien de los demás. Por eso creo que el mejor momento para leer "Drácula" es en la adolescencia, cuando tanto se valora la amistad y procede "la siembra", como sugiere Torcuato Luca de Tena en su novela "Edad prohibida".
También quiero destacar que el personaje del conde es un gran desconocido. Se han hecho tantas películas y cómics sobre él que parece imposible que sorprenda. Pues aún así, cuando uno lee la novela, encuentra originalidad en sus rasgos y en sus poderes.
El libro, a mi entender, tiene tres partes: una primera que trata de las vivencias de Jonathan Harker en el castillo, una segunda, que es la llegada del vampiro a Inglaterra y todo lo que sucede hasta que los personajes le identifican y se organizan para luchar contra él, y una tercera, que trata de la persecución de Drácula hasta el final. Las dos primeras partes son claramente de género de terror clásico, y la última para mí entraría dentro del relato de aventuras.
Curiosamente, para la crítica literaria parece que no ha sido una obra demasiado relevante. De estos clásicos de terror gótico destaca "Frankenstein", de Mary W. Shelley, obra que también leí y disfruté, sí. Pero, mal que pese a los críticos, yo me quedo con la que hoy nos ocupa.
Lectores, aunque no tengáis la oportunidad de ser adolescentes, hacedme caso y leed "Drácula", pero con los ojos de la inocencia: imaginad que realmente estáis leyendo los diarios y las cartas de unos personajes increíbles que, juntos, os van a narrar un relato inmortal.
Gracias por acercarme a éste maravilloso libro. Agradecida
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