domingo, 12 de marzo de 2023

El bibliófilo

«Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre. El fuego, la humedad, los bichos, el tiempo, y su propio contenido»

Paul Valéry 


Jacinto Verdaguer era lo que podríamos considerar un padre de familia ejemplar. Felizmente casado con Susana Calderón, tuvieron dos hijas, Andrea y Cristina, que en el momento de los hechos que voy a relatar, tenían catorce y doce años de edad respectivamente. Vivían los cuatro en una vivienda de 140 metros cuadrados situada en el Ensanche de Vallecas, de Madrid. Gozaban de una situación económica bastante desahogada, dadas las ocupaciones de ambos: ella trabajaba como ingeniera informática de una gran empresa, mientras que él regentaba una tienda de venta y reparación de bicicletas, negocio que vivió un espectacular auge durante esa época de nuestro pasado reciente conocida como postpandemia.