domingo, 23 de marzo de 2014

Un sueño en la favela



Teñido el cielo de amaranta y grana,
la brisa de la tarde entre las flores
suspirará también a los rigores
de tu amor triste y tu esperanza vana.

José de Espronceda: A un ruiseñor


Paulo vive en una favela marginal de Brasil. Con doce años, es el mayor de cinco hermanos en una familia que con sus padres suma siete miembros. Los únicos ingresos que obtenían por el trabajo de peón del padre se han esfumado con el cierre de la empresa para la que trabajaba. Actualmente viven de una diminuta ayuda del gobierno brasileño y, fundamentalmente, de la caridad de sus compatriotas.

domingo, 9 de marzo de 2014

Venganza

Objeto antiguo de mis delicias... ¡Hoy objeto de horror para cuantos te vean! Montón de huesos asquerosos... ¡En otros tiempos conjunto de gracias! ¡Oh tú, ahora imagen de lo que yo seré en breve! Pronto volveré a tu tumba, te llevaré a mi casa, descansarás en un lecho junto al mío; morirá mi cuerpo junto a ti, cadáver adorado, y expirando incendiaré mi domicilio, y tú y yo nos volveremos ceniza en medio de las de la casa.

José Cadalso: Noches lúgubres.


A medianoche, sus pasos crujían sobre la rancia arena del cementerio.

Isidro González, de oficio sepulturero, a sus treinta y cinco años, había tenido que acudir al camposanto de noche, abrir el portón y entrar, buscar sus bártulos habituales, dirigirse hacia la tumba de Elisa Ramos, su esposa de veintiocho años recién fallecida, desenterrar su cadáver, y ahora se encontraba llevándolo en un saco sobre su espalda, tratando de salir de allí.