lunes, 4 de noviembre de 2019

¿Qué sentido tiene?

¿Qué sentido tiene levantarse a las cinco de la mañana para correr antes de ir al trabajo? Hoy había dormido mal. Me encontraba espeso. Perezoso para salir de la cama y lento de reflejos al irme preparando. Salí de casa más tarde de lo que hubiera sido deseable.Torpe incluso al poner en funcionamiento el registro de mi pulsera de actividad, pues no me acordé hasta llevar unos metros corriendo... En definitiva, un desastre con piernas.
El caso es que me puse. Un poco apurado por el tiempo, sí. Me dije: ¿vuelta larga o corta? Para mi suerte o para mi desgracia, me decidí por la larga, la de los 3,7 kilómetros, a pesar de todo. Con Under the bridge sonando en mis auriculares me parecía ir incluso más despacio. Pero, claro, sólo era una apariencia porque la conocida vibración prolongada en la muñeca acompañada del odioso corazón rojo y el mensaje ritmo cardíaco demasiado elevado, o algo así, apareció como los dos días anteriores. Un poco más tarde, sí, pero ahí estaba otra vez.
Llegué bastante tarde a casa. Escaso tiempo para estiramientos, sacar menaje limpio del lavaplatos, desayuno, afeitado, ducha... Y carrerita a la parada del autobús, que me llegaba en tres minutos.
Todo en cadena. Fiché tarde en el trabajo, con lo que me tocaba también salir más tarde para cumplir el horario, y con ya cierto cansancio nada más empezar el día, como quien dice.
...Y vuelvo al comienzo de este engendro: ¿merece la pena levantarse a las cinco de la mañana para correr antes de ir al trabajo cuando se ha dormido mal, y arrastrar cansancio durante las primeras horas del día? ¡Absolutamente, runner!¡No lo dudes!

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