Por la ignorancia se desciende a la servidumbre,
por la educación se asciende a la libertad.
Diego Luis Córdoba
Parece que no sabemos qué hacer con los chavales. Niños, pre-adolescentes y adolescentes se encuentran inmersos en este galimatías que es el sistema educativo español, siempre cambiante, siempre en entredicho.
¿Cómo hacemos frente a las habituales malas calificaciones de los informes PISA? A menudo, con improvisaciones poco consistentes. Por ejemplo, para paliar el déficit en idiomas, apostamos por el bilingüismo en los colegios. Sin embargo, esto a lo único que nos lleva es a que los alumnos, ni aprenden bien el idioma, ni comprenden bien la asignatura que se les da en inglés. O añadimos una segunda lengua, el francés, con una gran carga gramática desde el primer año de la E.S.O., de tal suerte que son pocos los que la asimilan bien desde un primer momento.
Los alumnos aprenden a trompicones, un poco como siempre hemos aprendido en España, desde la educación de la letra con sangre entra hasta los despropósitos con tanto cambio de leyes de Educación. Aprendemos como buenamente podemos, dadas las circunstancias.
A esto hay que añadir la desmotivación endémica, sobre todo de los más mayores, al comprobar día tras día cómo los estudiantes más valiosos tienen que emigrar para demostrar su valía en el mundo laboral, mientras que la mediocridad, cuando no la más absoluta vulgaridad, hace dinero a espuertas a los ojos de todo el mundo, con su participación, por ejemplo, en programas-basura de televisión.
Está claro que hoy no podemos decir a los hijos: "tienes que estudiar para labrarte un buen porvenir", porque no es cierto, al menos en España. Entre la realidad de la escuela, y la realidad que los estudiantes vislumbran fuera de ella, no es de extrañar que a nuestros alumnos e hijos les repatee estudiar.
Sin embargo, las exigencias en las aulas a menudo son muy grandes: exámenes, trabajos, deberes, nuevas tecnologías... Y muchas veces con esto no basta: hay que hacer extra-escolares de Inglés, Francés, Informática... ¡Los tenemos estresados!
¿Y cómo reaccionamos a esto? Pues como los españoles somos así, en lugar de copiar el sistema educativo de Dinamarca, copiamos la reacción al estilo revolucionario del todo o nada de Francia: ¡huelga contra los deberes!
En mi opinión (y en la de los fineses), los deberes son positivos, pero con matices: creo que hacer deberes de asignaturas como Matemáticas, Lengua, Inglés o Francés son esenciales para automatizar el aprendizaje, tan necesario para estas asignaturas. Dicho de otro modo, si hago cien sumas voy a acabar sumando mejor que si no hago ninguna, aunque el mecanismo de la suma ya lo haya comprendido; si hago cien ejercicios de gramática, voy a acabar dominando mejor la materia que si no los hago. Ahora bien, ¿aportan mucho los deberes de Historia, Geografía, Biología, Plástica..? Algo aportan, sí. Pero, ¿merece la pena que un alumno tenga tal cantidad de deberes para casa, acumulando los que se mandan de una y otra asignatura, hasta el punto que, no sólo no le permiten disfrutar de su tiempo libre, sino que hasta en muchos casos le impiden hasta estudiar equitativamente todas sus asignaturas? Claro, los profesores miran cada uno por su asignatura, como es lógico, y mandan sus tareas con la mejor intención. Pero todo junto llega a niños, pre-adolescentes y adolescentes como algo que no pueden controlar: terminan su jornada escolar y por las tardes tienen que hacer deberes, estudiar... y ni siquiera tienen la garantía de que haciendo todo eso vayan a aprobar.
¿Y los padres? Tantísimos deberes son fuente de tensiones familiares. Imaginemos: llega el fin de semana y los padres de un hipotético niño de 1º de la E.S.O. habían pensado en ir juntos al campo, o llevarle a ver una exposición... o simplemente ir al cumpleaños del abuelo. Pero resulta que el niño en cuestión tiene un examen importantísimo el lunes, y como durante la semana ha tenido que hacer montañas de deberes y trabajos, no ha podido prepararlo con anterioridad. ¿Qué hacen? ¿Cambian de planes? ¿Dejan de ir al cumpleaños del abuelo? ¿O siguen sus planes, a riesgo de que el niño suspenda? Desde luego, en situaciones así, el conflicto está servido.
¿Cómo podríamos mejorar este panorama? En este espacio voy a sintetizar algunas de mis ideas al respecto.
1.- Estabilidad: Algo ya demandado por la sociedad española. Se hace necesario un pacto a nivel político que dé cierta estabilidad a la comunidad educativa.
2.- Valor y liderazgo del docente: El maestro debe ser alguien muy valioso y muy valorado por la sociedad, y por ello respetado por alumnos y padres. Si el maestro no es muy valioso, no puede ser muy valorado, y por ello podrá ser muy autoritario, pero no ser autoridad.
3.- Idiomas: España forma parte de la Unión Europea, lo que implica que el mercado laboral tiene su frontera más allá de Europa, pero no en ésta. Para poder ganarse la vida en el futuro cualquier estudiante debería poder ser capaz de desplazarse a cualquier país de la Unión. Por ello, bien que reforcemos el Inglés, bien que incluyamos el Francés... y haríamos bien en incluir también el Alemán. Pero, por favor, que sean los expertos, psicólogos, pedagogos y educadores, quienes nos indiquen la mejor forma de abordar este reto. Es decir, que el peso recaiga sobre ellos, los expertos, y no sobre los intereses políticos.
4.- Humanidades y Música: Ante todo somos personas, no máquinas de competición, como pretenden hacernos creer algunos. Si nos olvidamos de las Humanidades porque no sirven, nos estaremos privando de la capacidad de ser seres humanos en pleno sentido (Véase mi entrada sobre Filosofía, Ética y Religión). Y por eso mismo también creo que merecería darse mayor importancia a la educación musical, pues la asignatura de Música queda relegada actualmente a la Primaria.
5.- Educación Física, Emocional y Mental: Propongo ampliar la clásica Educación Física al aspecto emocional y mental. Los alumnos, por un lado están estresados con la presión de sus tareas y calificaciones, y por otro están desmotivados ante la poca relevancia de su educación en su futuro mundo laboral. Por eso, tan importante como su educación física es su educación emocional (trabajar su autoestima para que puedan vivir sus desafíos educativos y vitales de forma positiva) y su educación mental (pueden aprender técnicas de relajación y de concentración, así como disciplinas de entrenamiento mental tan recomendables como el ajedrez).
6.- Racionalizar los deberes: Considero que podemos agrupar las asignaturas de lo que podría ser un curso de la E.S.O en tres bloques fundamentales, atendiendo a la forma en que deben ser estudiadas, trabajadas y aprendidas. Adelanto que voy a escribir las asignaturas como yo creo que tenían que ser, no como en la actualidad son:
a) Asignaturas FORMADORAS: Se caracterizan por aportar nuestra base educacional para ser seres humanos plenos y autónomos. Serían las siguientes:
-Educación Física, Emocional y Mental.
-Educación Plástica y Musical.
-Filosofía, Ética y Religión.
b) Asignaturas PRAGMÁTICAS: Sirven para desenvolverse de forma práctica en cualquier aspecto de la vida. Serían las siguientes:
-Matemáticas
-Lengua
-Inglés
-Francés
-Alemán
-Tecnología
c) Asignaturas ILUSTRADORAS: Aportan al alumno un conocimiento profundo sobre la realidad natural y humana. Serían las siguientes:
-Ciencias Naturales.
-Ciencias Sociales.
-Arte y Literatura.
Las asignaturas que he llamado FORMADORAS deben estar caracterizadas por un enfoque vivencial, esto es, su aprendizaje debe ser fundamentalmente en el colegio, contrastando ideas, trabajando en equipo. En mi opinión, el alumno no debería llevar deberes para casa de cualquiera de estas asignaturas (por favor, no más deberes de Plástica, de Gimnasia o de Religión).
Las asignaturas que he llamado PRAGMÁTICAS necesitan ser dominadas y automatizadas para que sean realmente útiles, que es justamente su cometido: servir de forma práctica en la vida de la persona. Para ello, es muy positivo que el alumno refuerce su aprendizaje con deberes en su casa. Por tanto, para éstas, deberes sí: los justos y necesarios.
Las asignaturas que he llamado ILUSTRADORAS aportan un conocimiento en principio no práctico, pero que abordan la forma de estar el ser humano en el mundo. Deben ser interiorizadas, no solamente aprendidas de memoria. Por ello, aquí diría que deberes sí, pero que realmente sirvan para aprender el contenido. ¿Y cómo? Que los deberes sean, justamente, aplicar las técnicas de estudio.
7.- Técnicas de estudio: De todos es sabido que, por lo general, se dice a los alumnos "tienes que estudiar", pero no se les dice cómo. Atendiendo a la anterior clasificación de asignaturas, creo que las asignaturas FORMADORAS se estudian, sobre todo, viviéndolas en clase, las PRAGMÁTICAS se estudian aprendiendo una somera teoría y practicándola después mucho, y las ILUSTRADORAS se estudian aplicando las técnicas de estudio, que son, básicamente, y por este orden:
-Lectura rápida.
-Lectura comprensiva (con internet para consultar).
-Subrayado.
-Esquema.
-Resumen.
Así pues, lo que yo quería decir es que los deberes de las asignaturas ILUSTRADORAS deberían ser algo así como: "para mañana, haced lectura rápida y lectura comprensiva del tema (y al día siguiente el profesor puede aplicar una tormenta de ideas con los alumnos para plasmar en la pizarra un mapa conceptual que servirá de introducción al estudio del tema); para mañana haced el subrayado; para mañana, haced el esquema; para mañana haced el resumen... y para el día X, examen del tema". Esto es todo lo que debería mandarse para casa en este tipo de asignaturas.
8.- Trabajos: Me parece fundamental cultivar la expresión escrita y la capacidad de síntesis. Por ello, creo que debería pedirse al alumno un trabajo no demasiado largo, a propuesta del profesor, por cada asignatura ILUSTRADORA, y por cada evaluación. Formaría parte de los deberes para casa, sí, pero proponiéndolo el primer día de la evaluación para ser entregado uno de los últimos días de la misma. Así, el alumno habría hecho tres trabajos por evaluación, es decir, nueve trabajos a lo largo del curso, lo cual sólo puede ser positivo.
9.- Lectura: Sin duda, fundamental el fomento de la lectura. Más necesario aún, si cabe, en los tiempos de la inmediatez y la multi-tarea que nos brindan las nuevas tecnologías, pues parece que entre internet y redes sociales no queda tiempo (ni espacio) para la lectura detenida y sosegada. Por ello, aparte de los textos clásicos que se trabajarían en Literatura, por cada una de las asignaturas FORMADORAS e ILUSTRADORAS debería pedirse al alumno la lectura de un libro recomendado por el profesor, y la entrega de una ficha de lectura al finalizar el curso. Con ello, el alumno habría leído y comprendido (precisamente por la comprensión de lo leído menciono la ficha de lectura), al menos, seis libros durante el curso, que no estaría nada mal, dados los datos actuales sobre lectura y comprensión lectora en España.
Pues éste ha sido mi esbozo sobre lo que creo que podría mejorar la educación en nuestro país. ¿Y vosotros? ¿Qué opináis?
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