viernes, 27 de marzo de 2020

El ataúd


“Cualquiera que despierto se comportase como
lo hiciera en sueños sería tomado por loco” 

Sigmund Freud


    Marcelo Valladares a sus 72 años era una persona feliz, en el mejor sentido de la palabra. No hubiera cambiado su vida por ninguna otra. Vivía con sencillez valorando cada instante en el pueblo madrileño de Rascafría siempre al calor de sus viejas amistades, pues familia propia ya no poseía: padres, hermanos, tíos y primos habían fallecido todos ya, y nunca se había casado, ni mucho menos engendrado descendencia. Pero no necesitaba más que la compañía de sus parroquianos de bar, su paseo vespertino y su trabajo, un oficio que, a pesar de su avanzada edad, seguía desempeñando con la pasión de un advenedizo: era ebanista.